Ver todas las lecciones

El Señor resucitado

“Pero él les dijo: ‘No se asusten. Ustedes buscan a Jesús nazareno, que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo habían puesto’ ” (Mar. 16:6).




La crucifixión de Jesús fue un oscuro fin de semana para los discípulos mientras no solo lidiaban con la muerte de su Maestro, sino también temían por su propia vida (Juan 20:19). En Marcos 16, el último capítulo del Evangelio de Marcos, veremos lo que sucedió tras la muerte de Jesús.


Lee Marcos 15:42 a 16:6. ¿Qué ocurre aquí y por qué esta historia es tan relevante para el relato de la resurrección?




Los escritores de los cuatro evangelios coinciden en que Jesús murió en el día que identifican como “la preparación” (Mat. 27:62; Mar. 15:42; Luc. 23:54; Juan 19:14, 31, 42). La mayoría de los comentadores entienden la expresión como una referencia al período que se extiende entre el atardecer del jueves y el del viernes. Jesús murió el viernes de tarde y fue sepultado antes de la puesta de sol. Durante el sábado, descansó en la tumba.


También lo hicieron todos sus discípulos. “Y vueltas, prepararon aromas y perfumes. Pero reposaron el sábado, conforme al mandamiento” (Luc. 23:56), algo que habría sido extraño si Jesús hubiera disminuido la obligación de guardar el cuarto Mandamiento o si así lo hubieran entendido ellas.


El sábado de noche, las mujeres compraron especias y fueron el domingo de mañana al sepulcro con la intención de completar el procedimiento funerario acostumbrado. Por supuesto, ¡Jesús no estaba allí!


Lee Colosenses 2:10 al 12. ¿Cuál es el memorial de la resurrección de Jesús según el Nuevo Testamento?




No hay una sola palabra en la Biblia que sugiera la sacralidad del domingo como un recordatorio de la resurrección. Ese recordatorio es el bautismo.


Leer Romanos 6:4 y complete el siguiente versículo: Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también




Independientemente de la teología errónea acerca del culto dominical, debemos como adventistas regocijarnos por la resurrección de Jesús, ocurrida el domingo de mañana. Jesús ha triunfado sobre la muerte en virtud de su muerte y resurrección, y es gracias a esta que estamos seguros de nuestra propia resurrección.


Si Cristo murió y resucito ¿Nosotros también podemos resucitar para vida eterna? Leer 1 Ped. 1:3


Verdadero Verdadero

Falso Falso


¿Quiénes fueron al sepulcro el día domingo? Leer Marcos 16:1 al 8




Los romanos movieron la piedra del sepulcro - Leer Marcos 16:1-8


Verdadero Verdadero

Falso Falso


la tumba estaba vacía


Además, la tumba estaba vacía. Aun los historiadores ateos aceptan ese hecho. Si así no fuera, la aseveración acerca de la resurrección de Jesús habría fracasado desde el principio, pues la existencia de su cuerpo habría destruido cualquier pretensión de que hubiera vuelto a la vida. Luego, la explicación de que sus discípulos sustrajeron el cuerpo es insostenible, ya que no podrían haber burlado a la guardia. Y, aun en el caso de que hubieran podido y se llevaran el cuerpo, ¿por qué no fueron arrestados por hacerlo? La respuesta es que los líderes religiosos sabían que los discípulos no habían hecho eso. Por otra parte, muchas personas dieron testimonio de que habían visto a Cristo resucitado. Muchos, incluyendo a los discípulos, no creyeron al principio. Y Pablo, un muy sólido enemigo, no solo asegura haber visto al Señor resucitado, sino también esa experiencia cambió radicalmente toda la trayectoria de su vida.


Evidencia poderosa en favor de su resurrección.


Finalmente (aunque existen muchas otras razones), ¿cómo explicar el surgimiento de la iglesia cristiana, fundada por personas que afirmaron haber visto al Señor resucitado? ¿Por qué habrían estado esas personas dispuestas a morir por algo que supieran que no era verdad? El testimonio sostenido de ellos desde poco después de la muerte de él (Hech. 3:15) y en los años siguientes (1 Ped. 1:3) es una evidencia poderosa en favor de su resurrección.


¿Qué le dijo el Ángel a las mujeres? Leer Marcos 16:6-7




Ahora, en esta escena, aun después de que se les ha dicho que Jesús ha resucitado, las mujeres, temerosas y asombradas, huyen del sepulcro y, al menos en un primer momento, tampoco ellas hablan acerca de lo que ha sucedido.


No obstante, el silencio no dura mucho. Al llegar al final del libro de Marcos, leemos lo siguiente: “Y ellos salieron y predicaron en todas partes. Y el Señor los ayudaba, y confirmaba la palabra con las señales que seguían” (Mar. 16:20).


¿Debemos guardar silencio acerca de Jesús y de lo que ha hecho? Leer Marcos 16:20


¿Por qué no deberíamos guardar silencio acerca de Jesús y de lo que ha hecho? ¿A quién podrías hablar hoy acerca de Jesús y del Plan de Salvación?


¿A quien primero se le apareció Jesús? Leer Marcos 16:9




María al contarle a los discípulos que vio a Jesús ellos le creyeron. Leer Marcos 16:9-11


Verdadero Verdadero

Falso Falso


La primera persona en ver a Jesús resucitado es María Magdalena (Juan 20:11-18). Otras mujeres también lo vieron (Mat. 28:8-10). Es significativo que las primeras personas que ven a Jesús resucitado son mujeres. Puesto que las mujeres no tenían un estatus elevado como testigos en el mundo antiguo, si el relato acerca de la resurrección hubiera sido ficticio, habría sido mucho más probable que seleccionara a hombres como sus primeros testigos. Pero no fueron hombres, no los discípulos, sino una mujer. Ella va entonces a dar la buena noticia a los discípulos, pero, no es de sorprenderse, ellos no creen en su testimonio, muy probablemente porque les parecía fantasioso y, además, y desafortunadamente, porque provenía de una mujer.


¿Qué sucedió con discípulos y Jesús? Leer Marcos 16:14




¿Cómo podemos protegernos de caer en la trampa espiritual de la duda y la incredulidad? ¿Por qué deberíamos vincularnos cada día con el Cristo resucitado?


¿Cual fue la comisión que Jesús nos dejo a nosotros? Leer Marcos 16:15-16




Para estudiar y meditar


“Para el creyente, la muerte es asunto trivial. Cristo habla de ella como si fuera de poca importancia. ‘El que guardare mi palabra, nunca verá muerte’, ‘nunca sufrirá muerte’. Para el cristiano, la muerte es tan solo un sueño, un momento de silencio y tinieblas. La vida está oculta con Cristo en Dios y, ‘cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria’ (Juan 8:51, 52; Col. 3:4)” (DTG 745).


Aun los historiadores ateos, quienes no aceptan la realidad de la resurrección, admiten no solo que Jesús fue ejecutado, sino también que, tras su muerte, muchos afirmaron haberlo visto resucitado y que, como resultado, dieron inicio al núcleo de lo que llegó a ser la iglesia cristiana. En un intento por explicar por qué esas personas afirmaron eso, algunos dijeron que Jesús tenía un hermano mellizo o que los primeros discípulos alucinaron pensando que en realidad habían visto a Jesús. Otros dijeron que, en realidad, no murió, sino que solo se desvaneció, volviendo posteriormente en sí. Otra persona afirmó que los extraterrestres descendieron y se llevaron el cuerpo. Para conocer todos estos argumentos y por qué son insostenibles, ver Clifford Goldstein, ¡Ha resucitado! Encontrando esperanza en la tumba vacía (ACES, 2022).



Compartir lección