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Apresado y juzgado

“Decía: ‘¡Abba, Padre! Todas las cosas son posibles para ti. ¡Aparta de mí esta copa! Sin embargo, no lo que yo quiero, sino lo que tú quieras’ ” (Mar. 14:36).




Los capítulos 14 a 16 de Marcos son conocidos como “el relato de la Pasión” porque describen el sufrimiento, la muerte y la resurrección de Jesús. Como fue señalado en la lección 9, los últimos seis capítulos de Marcos cubren apenas cerca de una semana. La mayoría de los eventos allí registrados ocurren el jueves y el viernes de la semana de la Pasión. La muerte de Jesús tiene lugar el viernes; y su resurrección, el domingo.


La lección de esta semana se centra en Marcos 14. Comienza con la quinta historia sándwich, la cual vincula dos acciones opuestas en relación con Jesús. Sigue la Última Cena, tras la cual tiene lugar su lucha en Getsemaní. Allí es arrestado y llevado ante los dirigentes religiosos para ser juzgado. La escena del juicio está relacionada con la negación de Jesús por parte de Pedro, que constituye la sexta y última de las historias sándwich registradas en Marcos. Nuevamente ocurren dos acciones opuestas, pero, por un giro irónico, afirman la misma verdad.


Lee Marcos 14:1 al 11. ¿Qué dos historias están entrelazadas aquí y cómo se complementan entre sí?




El asombroso obsequio que la mujer ofreció a Jesús contrasta con la perfidia de Judas al traicionar a su Señor. En este Evangelio no se consigna el nombre de ella. Él, en cambio, es identificado como uno de los Doce. El valor del regalo de ella es declarado. El precio de la traición de él es solo una promesa de dinero.


No se da una razón específica por la que ella hace esto, pero los invitados a la cena quedan consternados por lo que consideran un gran despilfarro, equivalente a la paga de casi un año de trabajo, cuando el perfume es derramado sobre Jesús. Él interviene, sin embargo, en defensa de ella y dice que lo que acaba de hacer será incluido en la proclamación del evangelio al mundo en memoria de ella. Es algo inolvidable. En efecto, los cuatro evangelios registran esta historia de una manera u otra, probablemente a causa de las palabras de Jesús al conmemorar la acción de esta mujer.


Judas Iscariote sentía codicia en su corazón. Leer Juan 12:4–6


Complete el versículo bíblico Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios ___________________________________"




Lee Marcos 14:22 al 31 y Éxodo 24:8. ¿Qué gran relevancia para la fe cristiana se encuentra en este relato?




En la Última Cena, Jesús instituye un nuevo servicio conmemorativo. Es una transición que parte de la celebración de la Pascua judía y se vincula directamente con la salida de Israel de Egipto y su transformación en el pueblo del Pacto de Dios en el Sinaí. En Éxodo 24:8, cuando se ratifica el Pacto, Moisés rocía al pueblo con la sangre de los sacrificios y dice: “Esta es la sangre del pacto que el Señor ha hecho con ustedes acerca de estas cosas”.


Es llamativo el hecho de que en la Cena del Señor, instituida aquí por Jesús, no se hace mención alguna al cordero de la cena pascual. Esto puede deberse a que Jesús es el Cordero de Dios (Juan 1:29). El pan de la Cena del Señor representa su cuerpo. El Nuevo Pacto (compara con Jer. 31:31-34) es sellado con la sangre de Jesús, la cual está representada por la copa y su contenido. Él dice: “Esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada en favor de muchos”.


Jesús predice


Jesús predice que sus discípulos lo abandonarán. Cita Zacarías 13:7, que habla de la espada que hiere al pastor y de la resultante dispersión de las ovejas. Jesús es aquí el pastor, y sus discípulos son las ovejas. Es un mensaje duro y deprimente. Pero Jesús agrega una palabra de esperanza al repetir la predicción acerca de su resurrección, y añade que irá delante de ellos a Galilea. El joven que estaba en la tumba vacía de Jesús se refiere, en Marcos 16:7, a esa predicción que, por lo tanto, tiene un peso especial aquí.


En donde aparece el siguiente versículo: Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos.




Lee Marcos 14:32 al 42. ¿Qué pidió Jesús en oración en Getsemaní y cómo fue contestada su oración?




Jesús ora pidiendo que la copa del sufrimiento le sea evitada, pero solo si es la voluntad de Dios (Mar. 14:36). Usa la palabra aramea Abba, que Marcos traduce como “Padre”. El término no significa “papá”, como algunos han sugerido. La palabra usada por un niño para dirigirse a su padre era abi (ver Raymond E. Brown, The death of the Messiah [La muerte del Mesías], Anchor Bible Reference Library [Nueva York: Doubleday, 1994], vol. 1, pp. 172, 173). Sin embargo, el uso de la expresión Abba, Padre lleva en sí un toque de vinculación familiar estrecha.


Jesús ora pidiendo la supresión de la copa del sufrimiento, pero se somete a la voluntad de Dios (compara con el Padrenuestro en Mat. 6:10).


En el resto del relato de la Pasión, resulta obvio que la respuesta de Dios a la oración de Jesús es “no”. No suprimirá la copa del sufrimiento porque la salvación se ofrece al mundo por medio de esa experiencia.


¿Es importante la compañía y amistad en momentos de tribulación? Leer Filipenses 4:13-14


Verdadero Verdadero

Falso Falso


Lee Marcos 14:43 al 52. ¿Qué ocurre aquí que es tan crucial para el Plan de Salvación?




Es sorprendente que uno de los colaboradores más cercanos de Jesús lo entregara a sus enemigos. Los evangelios no entran en grandes detalles acerca de la motivación de Judas. Pero Elena de White escribe lo siguiente: “Judas tenía, por naturaleza, fuerte apego al dinero; pero no había sido siempre bastante corrupto para realizar una acción como esta. Había fomentado el mal espíritu de la avaricia, hasta que este había llegado a ser el motivo predominante de su vida. El amor al dinero superaba a su amor por Cristo. Al llegar a ser esclavo de un vicio, se entregó a Satanás para ser arrastrado a cualquier bajeza de pecado” (DTG 678).


La traición es en sí misma algo que resulta lamentable para todos, incluso para quienes se valen de los traidores (ver Mat. 27:3-7). Pero la acción de Judas es particularmente repugnante porque él procura ocultar su traición bajo el disfraz de la amistad. Él da instrucciones a la muchedumbre para que arresten al hombre a quien bese. Parece que Judas quería que su perfidia quedara oculta de Jesús y de los otros discípulos.


Lee Marcos 14:60 al 72. Compara cómo respondió Jesús ante los acontecimientos y cómo lo hizo Pedro. ¿Qué lecciones podemos aprender de las diferencias?




Finalmente, el sumosacerdote se levanta y se dirige directamente a Jesús. Al principio, Jesús no responde. Pero entonces, el sumosacerdote, invocando a Dios como testigo y en su nombre (ver Mat. 26:63), exige que Jesús responda si es el Mesías. Jesús admite franca y directamente que sí y cita Daniel 7:13 y 14, que describe al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios y viniendo en las nubes del cielo. Esto es demasiado para el sumosacerdote, quien rasga sus vestiduras y pide que Jesús sea condenado, lo que es concedido inmediatamente por el concilio. Los líderes comienzan a humillar a Jesús escupiéndole, cubriendo su rostro, golpeándolo y pidiéndole que profetice.


Mientras Jesús está dentro siendo juzgado y dando un testimonio fiel, Pedro está fuera dando un reporte falso. Esta es la sexta y última historia sándwich en Marcos y, aquí, la ironía es particularmente aguda. Aquí hay dos personajes paralelos, Jesús y Pedro, realizando acciones opuestas. Jesús da un testimonio fiel. Pedro, uno falso. Pedro es abordado en tres ocasiones por una sierva y por espectadores, y en cada ocasión niega cualquier asociación con Jesús, incluso maldiciendo y jurando.


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Encuentra la siguientes palabras: YO SOY, HIJO DEL HOMBRE




Para estudiar y meditar


“Mientras los juramentos envilecedores estaban todavía en los labios de Pedro y el agudo canto del gallo repercutía en sus oídos, el Salvador se desvió de sus ceñudos jueces y miró de lleno a su pobre discípulo. Al mismo tiempo, los ojos de Pedro fueron atraídos hacia su Maestro. En aquel amable semblante, leyó profunda compasión y pesar, pero no había ira. “Al ver ese rostro pálido y doliente, esos labios temblorosos, esa mirada de compasión y perdón, su corazón fue atravesado como por una flecha. Su conciencia se despertó. Los recuerdos acudieron a su memoria y Pedro rememoró la promesa que había hecho unas pocas horas antes, de que iría con su Señor a la cárcel y a la muerte. Recordó su pesar cuando el Salvador le dijo en el aposento alto que negaría a su Señor tres veces esa misma noche. Pedro acababa de declarar que no conocía a Jesús, pero ahora comprendía, con amargo pesar, cuán bien su Señor lo conocía a él, y cuán exactamente había discernido su corazón, cuya falsedad desconocía él mismo” (DTG 672).



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