Ver todas las lecciones

Un día en el ministerio de Jesús

“Y les dijo: ‘Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres’ ” (Mar. 1:17).




Mateo muestra a Jesús llamando discípulos y luego predicando el Sermón del Monte. Lucas narra la historia del sermón inaugural de Jesús en la sinagoga de Nazaret. Juan cuenta el llamado de varios de los primeros discípulos y la boda de Caná, donde Jesús realizó su primera señal. El Evangelio de Marcos narra el llamado de cuatro discípulos, y describe un sábado en Capernaum y lo que ocurrió luego.


Lee Marcos 1:16 al 20. ¿Quiénes eran los hombres a los que Jesús llamó como discípulos y cuál fue su respuesta?




Marcos 1 no registra muchas de las palabras de Jesús. No obstante, Marcos 1:17 da cuenta de las que dirigió a dos pescadores: Simón, quien luego sería llamado “Pedro”, y su hermano Andrés. Los dos hombres están arrojando una red a orillas del Mar de Galilea.


El llamado de Jesús a estos hombres es simple, directo y profético. Los llama a seguirlo; es decir, a llegar a ser sus discípulos. Les asegura que, si responden a su llamado, los convertirá en pescadores de hombres.


Lee Marcos 1:21 al 28. ¿Qué experiencia inolvidable tuvo lugar en la sinagoga de Capernaum y qué verdades espirituales podemos recoger de este relato?




La mayoría de los cristianos atesora momentos inolvidables de su senda cristiana: la decisión de seguir a Jesús, el día de su bautismo, un poderoso sermón durante el cual experimentaron profundamente la presencia de Dios. Algunos de estos momentos pueden no solo ser inolvidables, sino también transformadores.


Esa pudo haber sido la experiencia de algunos en Capernaum aquel sábado descrito en Marcos 1. “Y admiraban su enseñanza, porque les enseñaba con plena autoridad y no como los escribas” (Mar. 1:22). Mientras Jesús enseñaba, un endemoniado, impactado sin duda por la enseñanza de Jesús, exclamó: “¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: ¡El Santo de Dios!” (Mar. 1:24). Jesús expulsó entonces al demonio.


Piensa en las implicaciones de esas palabras del demonio.


1) Para empezar, el demonio identifica a Jesús como “el Santo de Dios”. Reconoce así que Jesús es el santo emisario de Dios en contraste con las impuras e impías huestes de Satanás. Uno espera encontrar personas y cosas santas en un ambiente de adoración, no impureza e impiedad. Por lo tanto, hay en esta historia un marcado contraste entre las fuerzas del bien y las del mal. Podemos ver aquí la realidad del Gran Conflicto. La gente puede no saber aún quién es Jesús, pero el demonio ciertamente lo sabe y también lo reconoce públicamente.


2) En segundo lugar, la orden de salir del hombre es comprensible, pero ¿por qué la orden “¡Cállate!” (vers. 25)? A partir de aquí, aparece un notable tema en Marcos: el llamado de Jesús a guardar silencio acerca de quién es él. Los eruditos llaman a esto “el secreto mesiánico”.


El llamado de Jesús al silencio


Tiene sentido al considerar las connotaciones políticas propias de las expectativas mesiánicas de su tiempo. Era riesgoso ser un mesías. No obstante, junto con los llamados al silencio se encuentran las inconfundibles revelaciones de quién es Jesús. Lo que resultará claro con el tiempo es que la identidad de Jesús no puede ser ocultada, y la verdad acerca de quién es él se convierte en el centro del mensaje del evangelio. Las personas no solo necesitan saber quién es Jesús, sino también tomar una decisión sobre cómo responderán a su venida y lo que significa para ellas.


Lee Marcos 1:29 al 34. ¿Cómo ayudó Jesús a la familia de Pedro y qué lecciones espirituales podemos extraer de este relato?




Después del asombroso servicio religioso en la sinagoga, Jesús se retira con su pequeño grupo de discípulos (Pedro, Andrés, Santiago y Juan) al hogar de Pedro, evidentemente para dedicar el resto del sábado a una comida amistosa y a la confraternidad.


Pero una nota de preocupación sobrevuela la escena: la suegra de Pedro está enferma y afiebrada, lo que en ese tiempo significaba solo dos opciones: recuperarse o morir. Ellos le hablan a Jesús de la enfermedad, y Jesús toma a la suegra de Pedro de la mano y la pone en pie. Ella inmediatamente comienza a atender las necesidades de ellos. ¡Qué poderoso ejemplo de que quienes han sido salvados y sanados por Jesús sirven a otros como resultado!


Jesús no había concluido aún su tarea de servicio aquel día. Después de la puesta de sol, muchos acudieron a la casa de Pedro buscando sanidad, sin duda después de ver lo sucedido en la sinagoga ese día o por haber oído acerca de ello. El hecho de que el escritor del Evangelio no diga a sus lectores que la gente esperó a causa de las horas sabáticas para recién entonces acudir allí indica que él daba por sentado que sabían acerca del reposo sabático. Este rasgo del Evangelio de Marcos es consistente con el hecho de que sus lectores observaban el sábado. Marcos dice que la ciudad entera se dio cita en la puerta de la casa aquel atardecer (Mar. 1:33). Sin duda, Jesús tuvo que dedicar considerable tiempo para atender a todas esas personas.


Lee Marcos 1:35 al 39. ¿Qué importantes lecciones pueden ser extraídas de lo que Jesús hizo aquí?




Jesús se levantó antes del amanecer y fue a un lugar desierto, tranquilo, para orar. Marcos 1:35 destaca la oración como el foco de la acción de Jesús. Todas las otras formas verbales que forman parte de esa declaración se encuentran en un formato resumido: se levantó, salió, se fue (todas expresadas mediante el tiempo verbal conocido en griego como aoristo, indicando así acción completada). Pero el verbo “orar” está conjugado en tiempo imperfecto, una forma usada para expresar, particularmente aquí, un proceso en curso. Él estaba orando, seguía orando. El texto destaca también cuán temprano se levantaba Jesús para orar, lo que implica que el tiempo que dedicaba a orar a solas era considerable.


¿En oración podemos hallar poder de Dios? Leer Santiago 5:16


Verdadero Verdadero

Falso Falso


Lee Lucas 6:12. ¿Qué nos enseña esto acerca de la vida de oración de Jesús?




Muchos cristianos han establecido momentos específicos para la oración. Esta práctica es correcta y provechosa, pero también puede volverse una rutina, algo que se hace casi sin pensar. Una manera de salir de un molde preestablecido es cambiar ocasionalmente el momento dedicado a orar u orar a veces durante más tiempo. El punto es no encerrarse a uno mismo en una especie de fórmula invariable.


Pedro y sus compañeros no fueron con Jesús al lugar de oración. Probablemente conocían el sitio, pues lo encontraron allí. Su observación de que todos estaban buscando a Jesús era una sugerencia de que extendiera la emocionante experiencia del día previo, y siguiera sanando y enseñando. Sorprendentemente, Jesús se niega a ello y señala hacia un campo de servicio más amplio en favor de otros lugares. Él les dijo: “Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido” (Mar. 1:38).


Importante


Si Jesús mismo necesitó dedicar tanto tiempo a orar, ¿cuánto tiempo deberíamos nosotros pasar en oración? ¿Qué nos dice el ejemplo de Jesús acerca de ello?


¿Jesús se preocupa por los marginados de la sociedad? Leer Marcos 1:40 al 45.


El leproso confía en que Jesús puede limpiarlo. Según Levítico 13, un leproso era ritualmente impuro y debía evitar el contacto con otras personas (ver Lev. 13:45, 46). Sin embargo, Jesús es movido por la compasión y toca al hombre. “Jesús se compadeció de él. Extendió su mano, lo tocó y le dijo: ‘ Así lo quiero. ¡Queda limpio!’ ” (Mar. 1:41). Esta acción debería haber contaminado ritualmente a Jesús hasta el atardecer, cuando le habría sido requerido que se lavara a fin de volver a ser ritualmente limpio (compara con Levítico 13-15). Pero Marcos tiene claro que la acción de Jesús de tocar al hombre enfermo limpió a este de su lepra. En consecuencia, Jesús no fue ritualmente contaminado por el hecho de tocarlo.


Para estudiar y meditar


¿Qué cuadro de Jesús presenta Marcos 1? Jesús tiene autoridad para llamar discípulos, y quienes son llamados responden. Él es santo, en contraste con los espíritus impuros, que están a las órdenes de Satanás. Una gran batalla está teniendo lugar entre las fuerzas del bien y las del mal, y Jesús tiene más poder que los demonios. Jesús siente compasión por los enfermos y los ayuda, tocándolos aun cuando nadie más lo haría. “Mientras estaba Jesús en la sinagoga, hablando del reino que había venido a establecer y de su misión de libertar a los cautivos de Satanás, fue interrumpido por un grito de terror. Un loco se lanzó hacia adelante de entre la gente, clamando: ‘Déjanos, ¿qué tenemos contigo, Jesús Nazareno? ¿has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios’.


“Todo quedó entonces en confusión y alarma. La atención se desvió de Cristo, y la gente ya no oyó sus palabras. Tal era el propósito de Satanás al conducir a su víctima a la sinagoga. Pero Jesús reprendió al demonio diciendo: ‘Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno’. […] Aquel que había vencido a Satanás en el desierto de la tentación se volvía a encontrar frente a frente con su enemigo. El demonio ejercía todo su poder para retener el control de su víctima. Perder terreno sería dar una victoria a Jesús. Parecía que el torturado iba a perder su vida en la lucha contra el enemigo que había arruinado su virilidad. Pero el Salvador habló con autoridad, y libertó al cautivo” (DTG 226, 227).


****¿Quiénes son los “leprosos” en tu cultura actualmente? ¿Cómo puedes tu alcanzar y “tocar” a esas personas a fin de acercarles el evangelio?



Compartir lección