Poco después del chasco del 22 de octubre de 1844, algunos milleritas, después de orar y estudiar, comprendieron su error. La profecía de los 2.300 días no se refería a la segunda venida de Jesús, sino a la obra de Cristo en el Santuario celestial, tan poderosamente descrita en el libro de hebreos. La purificación del Santuario celestial era el cumplimiento de la purificación del Santuario terrenal, como enseña Levítico.
En la lección de esta semana, exploraremos la importante verdad bíblica del ministerio de Cristo en el Santuario celestial.
El santuario celestial
¿Quién ordeno hacer un santuario, para qué propósito y de que modelo debían copiarse? Lee Éxodo 25:8-9
Leer versículo
Después me harán un santuario, para que yo habite entre ustedes. El santuario y todo su mobiliario deberán ser una réplica exacta del modelo que yo te mostraré. Éxodo 25:8-9
¿Qué instrucciones claras se le advirtieron a Moisés sobre la construcción del santuario? Lee hebreos 8:5
Leer versículo
Estos sacerdotes sirven en un santuario que es copia y sombra del que está en el cielo, tal como se le advirtió a Moisés cuando estaba a punto de construir el santuario: «Asegúrate de hacerlo todo según el modelo que se te ha mostrado en el monte». Hebreos 8:5
Cuando los primeros creyentes adventistas escudriñaron las Escrituras en los meses posteriores a 1844, comprendieron que hay dos santuarios que se mencionan en la Biblia: el que construyó Moisés y el original en el Cielo. En la Biblia, el término “santuario” se refiere, primeramente, al tabernáculo construido por Moisés, como un modelo o “tipo” de las cosas celestiales; y, en segundo lugar, al “verdadero santuario” celestial, al cual señalaba el Santuario terrenal.
¿Quién es el verdadero sacerdote que sirve en el verdadero santuario hecho por Dios y no por manos de hombres? Lee Hebreos 8:1-2
Leer versículo
Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es este: tenemos un sumo sacerdote que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo y que sirve en el santuario, es decir, en el verdadero santuario levantado por el Señor y no por ningún ser humano. Hebreos 8:1-2
“Cuando terminaron los 2.300 días, en 1844, hacía muchos siglos que no había Santuario en la Tierra. De manera que la profecía: ‘Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el Santuario’, se refiere indudablemente al santuario que está en el Cielo” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 469).El Santuario del desierto era un modelo a escala del Santuario celestial. Los servicios del Santuario terrenal prefiguraban el plan divino de salvación.
En el lugar santísimo
¿Quién cargaba con los pecados del pueblo de Israel en los tiempos antiguos en el día de la expiación? Lee Levítico 16:21
Leer versículo
Y le impondrá las manos sobre la cabeza. Confesará entonces todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados. Así el macho cabrío cargará con ellos, y será enviado al desierto por medio de un hombre designado para esto. Levítico 16:21
En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote llevaba la sangre del macho cabrío del Señor al Santuario y, después de rociarla sobre el Propiciatorio, aplicaba la sangre a los cuernos del Altar de Oro y del Altar de Bronce, y así purificaba completamente todo el Santuario. Habiendo “acabado de expiar”, el sumo sacerdote ponía las manos sobre el macho cabrío vivo y confesaba los pecados de Israel. Entonces lo llevaban al desierto con el fin de apartarlo del campamento para siempre (Lev. 16:20-22).
¿Qué instrucciones debían seguir el pueblo de Israel para el día de la expiación o perdón de sus pecados? Lee
Leer versículo
Este será para ustedes un estatuto perpetuo, tanto para el nativo como para el extranjero que viva entre ustedes: El día diez del mes séptimo ayunarán y se humillarán, y no realizarán ningún tipo de trabajo. En dicho día se pedirá el perdón de sus pecados, y delante del Señor serán purificados de todos sus pecados. Será para ustedes un día de completo reposo, en el cual ayunarán. Es un estatuto perpetuo.
Los sacerdotes ejercían su ministerio todos los días del año, pero el Día de la Expiación, llamado en hebreo Yom Kipur, los ojos de todo Israel se volvían hacia el Santuario. Todas las actividades comunes cesaban. Todos ayunaban. Mientras el sumo sacerdote entraba en nombre de ellos ante la presencia de Dios en el Lugar Santísimo, el pueblo examinaba su corazón. Buscaban a Dios con humildad y confesión sincera.
El juicio ha llegado
¿Le fue mostrado en visión a Daniel sobre un juicio realizado por Dios en el cielo? Lee Daniel 7:8-9
Verdadero
Falso
Leer versículo
Mientras yo observaba esto, se colocaron unos tronos y tomó asiento un Anciano de días. Su ropa era blanca como la nieve, y su cabello, blanco como la lana. Su trono con sus ruedas centelleaba como el fuego. De su presencia brotaba un torrente de fuego. Miles y millares le servían;
centenares de miles estaban delante de él. Al iniciarse el juicio, los libros fueron abiertos. Daniel 7:8-9
El juicio es un tema prominente en toda la Biblia. “‘Porque Dios traerá toda obra a juicio, con toda cosa oculta, buena o mala’” (Eclesiastés 12:14). Jesús señaló a sus oyentes un futuro tiempo de juicio, cuando “los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hayan hablado” (Mateo 12:36).
¿La biblia nos dice y advierte sobre un juicio que Dios hará? Lee Apocalipsis 14:6-7
Leer versículo
Luego vi a otro ángel que volaba en medio del cielo y que llevaba el mensaje eterno de las buenas noticias para anunciarlo a los que viven en la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Gritaba a gran voz: «Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales. Apocalipsis 14:6-7
¿Cuándo Jesús regrese por segunda vez vendrá a traer la recompensa a cada persona de acuerdo a lo que haya hecho? Lee Apocalipsis 22:10-12
Leer versículo
Además, me dijo: «No guardes en secreto las profecías de este libro, porque pronto sucederán. Deja que el malo siga haciendo lo malo; y que quien tenga la mente sucia, siga haciendo cosas sucias. Al que haga el bien, déjalo que siga haciéndolo, y al que haya entregado su vida a Dios, deja que se entregue más a él.» Jesús dice: «¡Pongan atención! ¡Yo vengo pronto! Y traigo el premio que le daré a cada persona, de acuerdo con lo que haya hecho. Apocalipsis 22:10-12
Puesto que Cristo viene a repartir sus recompensas finales, debe haber un juicio antes de eso, para mostrar qué recompensa recibirá cada uno cuando él venga. Cuando Cristo regrese, no habrá una segunda oportunidad. Cada ser humano habrá tenido suficiente información para tomar su decisión final e irrevocable a favor o en contra de Cristo.
La buena noticia del lugar santísimo
¿Mediante que poder o persona tenemos la confianza de entrar en el lugar santísimo y ser justificados de nuestros pecados? Lee Hebreos 10:19-20
Leer versículo
Así que, hermanos, mediante la sangre de Jesús, tenemos confianza para entrar en el Lugar Santísimo por el camino nuevo y vivo que él nos ha abierto a través de la cortina, lo cual hizo por medio de su cuerpo. Hebreos 10:19-20
¿Jesucristo es nuestro único y poderoso sacerdote en el santuario celestial? Lee Hebreos 4:14
Leer versículo
Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Hebreos 4:14
¿Tenemos un sumo sacerdote en el cielo que es capaz de compadecerse de nuestras debilidades y nos pide que nos acerquemos confiados en encontrar en el misericordia y gracia oportunamente? Lee Hebreos 4:15-16
Verdadero
Falso
Leer versículo
Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir la misericordia y encontrar la gracia que nos ayuden oportunamente. Hebreos 4:15-16
La sangre de Jesús prepara el camino a cada paso. Esto nos da esperanza, porque solo podemos reunirnos con Dios cuando Jesús nos perdona y borra nuestros pecados. La misericordia de Dios es infinita, pero también lo es su justicia. Y la justicia no puede aceptar el sacrificio de Cristo como expiación por nuestras transgresiones a menos que Jesús garantice primeramente que perdona nuestros pecados y, en segundo lugar, que los borra.
Jesús, nuestro abogado en el juicio
¿Jesucristo fue ofrecido varias veces como sacrificio por nuestros pecados? Lee Hebreos 10:10
Leer versículo
Y en virtud de esa voluntad somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre. Hebreos 10:10
De una vez para siempre, Cristo murió en la Cruz como sacrificio perfecto por el pecado. Su ministerio sacerdotal en el Santuario celestial nos santifica. Ahora, habiendo entrado en el Lugar Santísimo, permanece como nuestro Abogado en el Juicio (ver 1 Juan 2:1). “Cristo fue ofrecido una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con anhelo su venida”
¿Podemos tener una esperanza segura y firme en Jesucristo como nuestro sumo sacerdote para siempre? Lee Hebreos 6:19-20
Leer versículo
Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús entró por nosotros para abrirnos camino, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec. Hebreos 6:19-20
El Plan de Salvación es un plan integral para resolver el Gran Conflicto y rescatar a este planeta de las garras de Satanás. La vida de Jesús reveló el amor de Dios ante un mundo necesitado y un universo expectante. Su muerte reveló la atrocidad del pecado y proveyó salvación para toda la humanidad. Su intercesión en el Santuario celestial ofrece los beneficios de la Expiación a todo aquel que se acerque con fe para recibirlos.
Para estudiar y meditar
Observa cómo se describe la obra de Jesús por nosotros en el Juicio y nuestro papel: “Jesús no disculpa sus pecados, pero muestra su arrepentimiento y fe, y reclamando el perdón para ellos levanta sus manos heridas ante el Padre y los santos ángeles y dice: ‘Los conozco por nombre. Los he grabado en las palmas de mis manos’. ‘Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios’ (Sal. 51:17). Y al acusador de su pueblo le dice: ‘Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda’ ” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 538).
“Estamos viviendo ahora en el gran Día de la Expiación. Cuando en el servicio típico el sumo sacerdote hacia la expiación por Israel, todos debían afligir sus almas por medio del arrepentimiento de sus pecados y la humillación ante el Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres sean conservados en el Libro de la Vida deben ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados” (Elena de White, El conflicto de los siglos, pp. 543, 544).