La ciudad bíblica de Esmirna mencionada en el Apocalipsis aún existe actualmente. Esta antigua ciudad, de unos cien mil habitantes, prosperó a fines del siglo I y en el siglo II. Era una ciudad pujante y extremadamente leal a Roma. Una vez al año se ordenaba que todos los ciudadanos de Esmirna quemaran incienso a los dioses romanos. Evidentemente, en el siglo II, Esmirna tenía también una próspera comunidad cristiana, y muchos no iban a acatar esa orden.
Policarpo, uno de los primeros dirigentes de la iglesia, fue martirizado en la plaza pública de Esmirna, quemado en la hoguera por negarse a traicionar a su Señor quemando incienso a los dioses romanos. Cuando se le exigió por última vez que renegara de Cristo, el anciano respondió: “Ochenta y seis años lo he servido, y no me ha hecho ningún mal. ¿Cómo puedo hablar mal de mi Rey que me salvó?”
Perseguida, pero triunfante
¿Qué características tiene el poder que proféticamente se levantara en contra de Dios? Lee Daniel 7:25
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Hablará en contra del Altísimo y oprimirá a sus santos; tratará de cambiar las fechas importantes y también las leyes, y los santos quedarán bajo su poder por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo. Daniel 7:25
¿La mujer que se refiere proféticamente a la iglesia de Dios fue sustentada en el desierto? Lee Apocalipsis 12:6
Verdadero
Falso
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Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil doscientos sesenta días. Apocalipsis 12:6
¿Durante cuánto tiempo seria sustentada la mujer (la iglesia o el pueblo de Dios) en el desierto (Un lugar preparado por Dios)? Lee Apocalipsis 12:6
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Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente.
Cuando el pueblo de Dios permanece fiel a él, Satanás se enfurece. A menudo sobreviene la persecución. El profeta Daniel describió un tiempo, todavía futuro para él, cuando la iglesia medieval “combat[iría]” y “quebrantar[ía]” al pueblo de Dios (Dan. 7:21, 25). El profeta Juan describió este mismo período como una época en la que la iglesia de Dios se vio obligada a huir al desierto, donde sería “sustentada por un tiempo, tiempos y medio tiempo” (Apoc. 12:14).
La luz vence a las tinieblas
¿Cuál era la advertencia que se le hizo a la iglesia? Lee Judas 1:4
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El problema es que se han infiltrado entre ustedes ciertos individuos que desde hace mucho tiempo han estado señalados[a] para condenación. Son impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor. Judas 1:4
Esta amonestación de Judas 1:3-4 tuvo aún más significado para los creyentes de la Edad Media, después de que las prácticas paganas inundaran la iglesia y las tradiciones humanas pusieran en juego la Palabra de Dios. Durante muchos siglos, hubo pueblos como los
valdenses, que defendieron las verdades de las Escrituras. Creían que Cristo era su único Mediador; y la Biblia, su única fuente de autoridad.
¿Qué promete Dios a los que le son fieles aun ante la muerte misma? Lee Apocalipsis 2:10
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No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Te advierto que el diablo meterá a algunos de ustedes en la cárcel para ponerlos a prueba y sufrirán aflicciones durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2:10
La corona de la vida inspira a estos fieles creyentes. La corona de la vida siempre motiva a los creyentes en circunstancias difíciles. Inspiró a los valdenses en medio del dolor y la persecución. Ellos sabían que un día verían a Jesús y vivirían con él para siempre. La corona de la vida también nos habla a nosotros: quizás ahora pasemos por pruebas, pero nos espera la corona de la vida, si mantenemos nuestros ojos fijos en Jesús.
Valor para permanecer firmes
¿Cuál era el nombre de la persona a quien se les prohibía hablar a los discípulos? Lee Hechos 5:28
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Terminantemente les hemos prohibido enseñar en ese nombre. Sin embargo, ustedes han llenado a Jerusalén con sus enseñanzas, y se han propuesto echarnos la culpa a nosotros de la muerte de ese hombre. Hechos 5:28
¿Los discípulos obedecieron primero a los hombres y después a Dios? Lee Hechos 5:29
Verdadero
Falso
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¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles. Hechos 5:29
¿Qué nos invita a colocarnos el apóstol Pablo para vencer las artimañas del enemigo de Dios Satanás? Lee Efesios 6:11-12
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Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Efesios 6:11-12
Una de las características distintivas de los valdenses, y de cada uno de los reformadores, era su absoluta lealtad a Dios, su obediencia a la autoridad de las Escrituras y su compromiso con la supremacía de Cristo, no del papado. Su mente estaba saturada de historias de fe y coraje del Nuevo Testamento.
El lucero de la reforma
¿Qué le traía la palabra y preceptos de Dios a David? Lee Salmos 19:8
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Los preceptos del Señor son rectos:
traen alegría al corazón.
El mandamiento del Señor es claro:
da luz a los ojos. Salmos 19:8
¿El rey David se regocijaba en las promesas de Dios? Lee Salmos 119:162
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Yo me regocijo en tu promesa como quien haya un gran botín. Salmos 119:162
Cada uno de los reformadores se “regocijaba” en la Palabra de Dios. Se “alegraban” en hacer la voluntad de Dios. “Amaban” su Ley. Una de las verdades fundamentales más significativas de la Reforma fue el gozo que producía el estudio de las Escrituras. El estudio de la Biblia no era una tarea laboriosa. No era un ejercicio legalista. No era un requisito rígido, sino un deleite.
¿Qué consejo le dio el apóstol Pablo a Timoteo acerca de compartir el mensaje del evangelio? Lee 2 Timoteo 2:2-3
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Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. 2 Timoteo 2:2-3
El carácter de Wiclef es un testimonio del poder educador y transformador de las Santas Escrituras. A la Biblia debió él todo lo que fue. El
esfuerzo hecho para comprender las grandes verdades de la Revelación imparte lozanía y vigor a todas las facultades. Expande la mente, aguza las percepciones y madura el juicio. El estudio de la Biblia ennoblecerá, como ningún otro estudio, el pensamiento, los sentimientos y las aspiraciones
Animados por la esperanza
Qué era lo que animaba a los fieles valdenses durante las horribles persecuciones que enfrentaron? ¿Qué les dio valor a Hus y a Jerónimo, a Tyndale, a Latimer y a los mártires de la Edad Media para enfrentar las llamas y la espada? La fe en las promesas de Dios.
¿Qué promesa les daba esperanza a los creyentes de la edad media en la realidad del gran conflicto que vivieron? Lee Juan 11:25
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Entonces Jesús dijo:
Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera. Juan 11:25
¿Quién tiene el poder de librar a todos los seres humanos del temor de la muerte eterna? Lee Hebreos 2:14-15
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Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte, es decir, al diablo, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida. Hebreos 2:14-15
Juan Hus no vaciló ante la prisión, la injusticia y la muerte misma. Languideció en la cárcel durante meses. El frío y la humedad le provocaron una fiebre que estuvo a punto de acabar con su vida. Sin embargo, “la gracia del Señor lo sostuvo. Durante las semanas de padecimientos que sufrió antes de su condena final, la paz del Cielo inundó su alma.
Para estudiar y meditar
Dios permitió que una gran luz brillara sobre las mentes de estos hombres elegidos, revelándoles muchos de los errores de Roma; pero ellos no recibieron toda la luz que debía ser comunicada al mundo. A través de estos, sus siervos, Dios fue sacando a su pueblo de las tinieblas del romanismo; pero tenían que arrostrar muchos y muy grandes obstáculos, y él los conducía paso a paso según lo permitían las fuerzas de ellos. No estaban preparados para recibir toda la luz al mismo tiempo.
Esta los habría hecho retroceder como habrían retrocedido con la vista herida quienes, acostumbrados a la oscuridad, recibieran la plenitud
gloriosa del sol del mediodía. Por consiguiente, Dios la reveló a los guías de su pueblo poco a poco, tanto como podía ser recibida por la gente. De siglo en siglo otros fieles obreros seguirían conduciendo a las masas y avanzando cada vez más en la senda de la reforma” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 110).