Explora el libro de Salmos con la Escuela Sabática
Los salmistas reconocen que son espiritualmente pobres y que no tienen nada bueno para ofrecer a Dios; es decir, que no tienen nada en sí mismos que los recomiende ante el santo Trono de Dios (Sal. 40:17). Entienden que, como todos nosotros, necesitan gracia, la gracia de Dios.
En resumen, necesitan el evangelio.
Los salmos subrayan el hecho de que la gente depende de la misericordia de Dios por completo. Afortunadamente, la misericordia de Dios es eterna, como lo demuestran la Creación de Dios y la historia del pueblo de Dios (Sal. 136). Ante el Dios eterno, la vida humana es tan efímera como la hierba, pero Dios se compadece de los seres humanos y renueva sus fuerzas (Sal.103:3, 5, 15), y en él tienen la promesa de la eternidad.
Su amor es para siempre
¿Según el salmo 136 que cosas fueron creadas por Dios? Lee Salmos 136:5-9
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5 Al que hizo los cielos con entendimiento,
Porque para siempre es su misericordia.
6 Al que extendió la tierra sobre las aguas,
Porque para siempre es su misericordia.
7 Al que hizo las grandes lumbreras,
Porque para siempre es su misericordia.
8 El sol para que señorease en el día,
Porque para siempre es su misericordia.
9 La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche,
Porque para siempre es su misericordia. Salmos 136:5-9
¿Dios suple el alimento a todo ser viviente? Lee Salmos 136:25
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El que da alimento a todo ser viviente, porque para siempre es su misericordia. Salmos 136:25
¿El salmo 136 registra la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y su victoria sobre ellos? Lee Salmos 136:13-16
Verdadero
Falso
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13 Al que dividió el Mar Rojo en partes,
Porque para siempre es su misericordia;
14 E hizo pasar a Israel por en medio de él,
Porque para siempre es su misericordia;
15 Y arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo,
Porque para siempre es su misericordia.
16 Al que pastoreó a su pueblo por el desierto,
Porque para siempre es su misericordia. Salmos 136:13-16
Crea en mi un corazón limpio
El rey David derrama su corazón ante el Señor para pedir el perdón de los pecados durante los momentos espiritualmente más oscuros de su vida (2 Sam. 12). El perdón es el extraordinario don de la gracia de Dios, el resultado de “tu inmensa ternura” (Sal. 51:1). El rey David apela a Dios para que lo trate no conforme a lo que merece su pecado (Sal.103:10), sino conforme a su carácter divino; es decir, su misericordia, su fidelidad y su compasión (Sal. 51:1; Éxo. 34:6, 7).
¿A que cualidades de Dios apela David en el salmo 51 y que le pide a Dios? Lee Salmos 51:1-2
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1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Salmos 51:1-2
¿Qué pedido le hace David a Dios que nosotros también deberías pedir diariamente? Lee Salmos 51:10-11
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10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Salmos 51:10-11
Señor, si miraras los pecados
¿Cómo se describen la gravedad del pecado y la esperanza para los pecadores? Lee Salmos 130:3-4
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3 JAH, si mirares a los pecados,
¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse?
4 Pero en ti hay perdón,
Para que seas reverenciado. Salmos 130:3-4
¿Por qué hay esperanza en el salmista a que atributo de Dios apela él? Lee Salmos 130:7
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Espere Israel a Jehová,
Porque en Jehová hay misericordia,
Y abundante redención con él. Salmos 130:7
Los hijos de Dios son llamados a esperar en el Señor (Sal. 27:14; 37:34). La palabra hebrea leqavot (‘esperar’) podría signifcar etimológicamente “estirarse”, y es la raíz de la palabra hebrea para “esperanza”. Por lo tanto, esperar al Señor no es entregarse pasivamente ante circunstancias miserables, sino más bien es “estirarse” lleno de esperanza o ilusionarse con la intervención del Señor. La esperanza del salmista no se basa en su optimismo personal, sino en la Palabra de Dios (Sal.130:5).
Alabanza al Dios majestuoso y misericordioso
¿El hecho de que Dios habite en las alturas le impide ver lo que ocurre aquí abajo? Lee Salmos 113:5-6
Verdadero
Falso
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5 ¿Quién como Jehová nuestro Dios,
Que se sienta en las alturas,
6 Que se humilla a mirar
En el cielo y en la tierra? Salmos 113:5-6
La misericordia del Señor se manifiesta en su bondadosa disposición a intervenir en el mundo y a salvar a los necesitados y a los pobres de sus problemas. Es evidente que su mano generosa no está oculta a sus siervos, aunque su morada esté en los Cielos lejanos. Salmos 113:5-6
¿El salmo 113 invita a todos los siervos de Dios a albar su nombre? Lee Salmos 113:1-2
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1 Alabad, siervos de Jehová,
Alabad el nombre de Jehová.
2 Sea el nombre de Jehová bendito
Desde ahora y para siempre. Salmos 113:1-2
No olvides ninguno de sus beneficios
¿Cómo debe responder el hombre a la bondad de Dios? Lee Salmos 103:1-2
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1 Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmos 103:1-2
Puesto que Dios es la Fuente de todas las bendiciones, ¿cómo pueden los seres humanos bendecir a Dios? Alguien inferior puede bendecir a un superior como forma de agradecerle o alabarlo (1 Rey. 8:66; Job 29:13). Dios bendice a las personas confiriéndoles el bien, y las personas bendicen a Dios alabando el bien que hay en él; es decir, reverenciándolo por su carácter misericordioso.
¿Como el padre se compadece de sus hijos así Dios se compadece de nosotros al recordar que somos polvo? Lee Salmos 103:13-14
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13 Como el padre se compadece de los hijos,
Se compadece Jehová de los que le temen.
14 Porque él conoce nuestra condición;
Se acuerda de que somos polvo. Salmos 103:13-14
¿Dios es lento para la ira y grande en misericordia? Lee Salmos 103:8
Verdadero
Falso
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Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia. Salmos 103:8
Para estudiar y meditar
En los salmos, las voces del pueblo de Dios se unen como una sola para repetir el estribillo: “Su amor es para siempre”, en celebración del amor eterno de Dios (Sal. 106:1; 107:1; 118:1-4, 29; 136). “No alabar a Dios significaría olvidar todos sus beneficios, no apreciar los dones de Dios. Únicamente quien alaba no olvida. Pensar en Dios y hablar de él no implica necesariamente alabarlo. La alabanza comienza cuando uno reconoce la majestad y las obras de Dios y responde en adoración a su bondad, su misericordia y su sabiduría” (Hans LaRondelle, Deliverance in the Psalms, p. 178).
La experiencia de que Dios ha sido misericordioso con él (Sal.103:2) anima al salmista a decir que “el Señor hace justicia y derecho a todos los oprimidos” (Sal. 103:6). De esta manera, el objetivo final del testimonio personal del salmista, y de la alabanza de la misericordia de Dios en su vida, es transmitir seguridad a otros acerca de la bondad amorosa de Dios, para que ellos también puedan abrir su corazón a Dios y recibir su gracia salvífica y alabar a Dios.