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Me levantaré

“Por la opresión del débil y por el gemido de los menesterosos, ‘ahora me levantaré –dice el Señor– y salvaré al que suspira’ ” (Sal. 12:5).




Nuestra época no es la única en la que rugen el mal, la injusticia y la opresión. Los salmistas también vivieron en tiempos así. Por eso, los salmos son también protestas de Dios contra la violencia y la opresión en el mundo; en nuestro mundo y también en el de los salmistas.


Sí, el Señor es piadoso y retiene su ira en su gran paciencia, porque no quiere que ninguno se pierda, sino que todos se arrepientan y cambien de conducta (2 Ped. 3:9-15). Y, aunque el momento oportuno para la intervención de Dios no siempre coincide con las expectativas humanas, el día del Juicio de Dios se acerca (Sal. 96:13; 98:9). Solo tenemos que confiar en él y en sus promesas hasta que llegue ese día.


El guerrero majestuoso - Salmos 18:3-18


3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos. 4 Me rodearon ligaduras de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron. 5 Ligaduras del Seol me rodearon, Me tendieron lazos de muerte. 6 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. 7 La tierra fue conmovida y tembló; Se conmovieron los cimientos de los montes, Y se estremecieron, porque se indignó él. 8 Humo subió de su nariz, Y de su boca fuego consumidor; Carbones fueron por él encendidos. 9 Inclinó los cielos, y descendió; Y había densas tinieblas debajo de sus pies. 10 Cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las alas del viento. 11 Puso tinieblas por su escondedero, por cortina suya alrededor de sí; Oscuridad de aguas, nubes de los cielos. 12 Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; Granizo y carbones ardientes. 13 Tronó en los cielos Jehová, Y el Altísimo dio su voz; Granizo y carbones de fuego. 14 Envió sus saetas, y los dispersó; Lanzó relámpagos, y los destruyó. 15 Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del aliento de tu nariz. 16 Envió desde lo alto; me tomó, Me sacó de las muchas aguas. 17 Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo. 18 Me asaltaron en el día de mi quebranto, Mas Jehová fue mi apoyo.


¿Cómo se describe al Señor en el texto anterior?




¿¿En momentos de angustias a quien debemos clamar? Leer Salmos 18:6




Según Salmos 144:5-7 ¿Quién nos puede sacar de las muchas aguas?




Estos himnos alaban al Señor por su impresionante poder sobre las fuerzas del mal que amenazan a su pueblo. Representan a Dios en su majestad como Guerrero y Juez. La imagen de Dios como Guerrero es frecuente en Salmos y resalta la severidad y la urgencia de la respuesta de Dios a los clamores y los sufrimientos de su pueblo.


Justicia para los oprimidos


¿¿Los pobres y menesterosos serán olvidados? Leer Salmos 9:18


Verdadero Verdadero

Falso Falso


Lee Salmos 12:5 ¿Quién se levanta a defender a los pobres?




Tú eres mi ayudador - Salmos 40:17 (NTV)


En cuanto a mí, pobre y necesitado, que el Señor me tenga en sus pensamientos. Tú eres mi ayudador y mi salvador; oh Dios mío, no te demores.


Dios muestra especial cuidado y preocupación por la justicia en relación con los diversos grupos vulnerables de personas, incluyendo los pobres, los necesitados, los oprimidos, los huérfanos, las viudas, los viudos y los extranjeros. Salmos, al igual que la Ley y los profetas, son claros al respecto (Éxo. 22:21-27; Isa. 3:13-15).


Muchos salmos utilizan la expresión “pobre y necesitado” y evitan representar a los oprimidos en términos exclusivamente nacionales y religiosos. Esto es así para resaltar el cuidado universal de Dios por toda la humanidad.


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Encuentra las 2 siguientes palabras: GUERRERO, MAJESTUOSO




Los salmos también subrayan la inutilidad de basar nuestra seguridad en medios humanos perecederos como fuente última de sabiduría y seguridad. El pueblo de Dios debe resistir la tentación de depositar la fe suprema para la salvación en instituciones y dirigentes humanos, especialmente cuando difieren de los caminos de Dios.


Salmos 82 - Salmo de Asaf


1) Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga.


2) ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, Y aceptaréis las personas de los impíos? Selah


3) Defended al débil y al huérfano; Haced justicia al afligido y al menesteroso.


4) Librad al afligido y al necesitado; Libradlo de mano de los impíos.


5) No saben, no entienden, Andan en tinieblas; Tiemblan todos los cimientos de la tierra.


Yo dije: Vosotros sois dioses, Y todos vosotros hijos del Altísimo;


7) Pero como hombres moriréis, Y como cualquiera de los príncipes caeréis.


8) Levántate, oh Dios, juzga la tierra; Porque tú heredarás todas las naciones.


¿Qué ocurre cuando los dirigentes pervierten la justicia y oprimen al pueblo al que debe proteger?




Las Escrituras sostienen invariablemente que el Señor es el único Dios. Dios comparte su gobierno del mundo con agentes humanos designados como sus representantes (Rom. 13:1). No obstante, cuántas veces estos representantes humanos, en la historia e incluso ahora, han pervertido la responsabilidad que se les ha dado.


Salmo 82 expone burlonamente la apostasía de algunos líderes que se creían “dioses” por encima de los demás. Aunque Dios dio la autoridad y el privilegio a los líderes israelitas, de que fueran llamados “hijos del Altísimo” y de representarlo, Dios reniega de los líderes perversos. Dios les recuerda que son mortales y que están sujetos a las mismas leyes morales que todos los demás. Nadie está por encima de la Ley de Dios (Sal. 82:6-8).


Dios juzgará al mundo entero; también el pueblo de Dios dará cuenta a Dios. Tanto los dirigentes como el pueblo deben emular el ejemplo del Juez divino y depositar en él su última esperanza.


¿De quién es la venganza? Leer Salmos 83:9-17




El salmista no se propone, en ningún momento, ser el encargado de vengarse; al contrario, deja la retribución únicamente en manos de Dios. Los salmos evocan las maldiciones del Pacto divino (Deut. 27:9-16) e imploran a Dios que actúe como lo ha prometido.


La retribución de Dios se mide con justicia y gracia. Los hijos de Dios están llamados a orar por quienes los maltratan, e incluso a desear su conversión (Sal. 83:18; Jer. 29:7).


Para estudiar y meditar


Muchos salmos son protestas contra la indiferencia humana ante la injusticia; son un rechazo a aceptar el mal. No están motivados por el deseo de venganza, sino por el celo de glorificar el nombre de Dios. Por eso, no es incorrecto que los justos se alegren cuando vean la venganza de Dios sobre el mal, porque así se restablecen en el mundo el nombre de Dios y su justicia (Sal. 58:10, 11). Estos salmos obligan a levantar la voz contra el mal y a anhelar la venida del Reino de Dios en su plenitud. En ellos, se nos da la seguridad del consuelo y la liberación divinos. ¡El Señor se levantará!


“Jesús dijo: ‘Cuando por mi causa os vituperen y os persigan […] gozaos y alegraos’. Señaló a sus oyentes que los profetas que habían hablado en el nombre de Dios habían sido ejemplos ‘de aflicción y de paciencia’ (Sant. 5:10). Abel, el primer cristiano entre los hijos de Adán, murió como mártir. Enoc caminó con Dios, y el mundo no lo supo. Noé fue escarnecido como fanático y alarmista. ‘Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles’. Y ‘otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección’ ” (Elena de White, El discurso maestro de Jesucristo, pp. 57).



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