Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Isaías 6:8
No todos los que fueron llamados a la misión fueron tan obedientes como Abraham. Jonás es un ejemplo (lee Jon. 1-4). Dios llamó a Jonás para que pregonara contra Nínive, la capital de Asiria. Esta ciudad, situada en la actual Irak, estaba a novecientos kilómetros de Jerusalén,
una distancia considerable. Jonás no solo se negó a ir, sino además huyó en dirección contraria, hacia Tarsis, ahora el sur de España.
Los ninivitas eran notoriamente malvados, un pueblo conocido por su perversidad y crueldad que ya había atacado a Israel y Judá. Sin embargo, Dios llamó a Jonás para que fuera a Nínive y predicara contra su gran maldad (Jon. 1:2).
Nuestras excusas: Miedo.
¿Cómo se describe a la ciudad de Nínive el libro de Nahum? Lee Nahum 3:1-4
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¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje! Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que salta; jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán, a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos. Nahum 3:1-4
¿El rey de Asiria Zenequerib que era enemigo del pueblo de Dios tuvo relación con Nínive? Lee 2 reyes 19:36
Verdadero
Falso
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Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. 2 reyes 19:36
¿Era tanta la maldad de los habitantes de Asiria, que los propios hijos fueron quienes mataron a Senaquerib rey de Asiria? Lee 2 reyes 19:37
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Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo. 2 reyes 19:37
Una de las razones por las que Jonás no quería ir a Nínive era el miedo. Los asirios eran un enemigo temible, y Nínive era la capital del reino. A pesar de todo esto, a menudo leemos la historia de Jonás con desaprobación, porque él permitió que el miedo se interpusiera en el cumplimiento
de las instrucciones de Dios. De lo que no nos damos cuenta es que nosotros podemos hacer lo mismo; es decir, dejarnos controlar por nuestros miedos en lugar de ser guiados por Dios.
Nuestras excusas son: Conceptos falsos
¿Cuándo Jonás se da cuenta que no puede esconderse ni huir de la presencia de Dios y es tragado por el pez que hace? Lee Jonás 2:1-3
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Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, y dijo:
Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó;
Desde el seno del Seol clamé,
Y mi voz oíste.
Me echaste a lo profundo, en medio de los mares,
Y me rodeó la corriente;
Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
¿Hasta dónde llego la oración y el clamor de Jonás? Lee Jonás 2:7
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Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová,
Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
¿Qué dijo Jonás que haría y que hizo Dios en respuesta? Lee Jonás 2:9-10
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Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios;
Pagaré lo que prometí.
La salvación es de Jehová.
Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra. Jonás 2:9-10
Otro malentendido que nos impide aceptar el llamado de Dios a la misión es creer que el éxito depende de nosotros mismos. Nosotros no podemos salvar a un alma, así como Jonás tampoco podía salvar a Nínive. Podemos asumir una mentalidad de “salvador” con respecto a la misión. Nuestro llamado no es a obrar la salvación sino a cooperar con Dios en su obra salvífica.
Nuestras excusas: La inconveniencia.
¿Cuál fue el mensaje principal de Jonás en su predicación a Nínive? Lee Jonás 3:4
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Comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Jonás 3:4
¿Cómo respondió el pueblo de Nínive ante la predicación de Jonás? Lee Jonás 3:5
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Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. Jonás 3:5
¿Qué hizo Dios al respecto con la actitud de arrepentimiento del pueblo de Nínive? Lee Jonás 3:10
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Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo. Jonás 3:10
Nuestras excusas: Confrontaciones incomodas
¿Cuál fue la emoción y actitud que sintió Jonás al ver la respuesta de misericordia de Dios? Lee Jonás 4:1
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Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. Jonás 4:1
¿Qué le suplico Jonás a Dios en oración porque estaba muy enojado? Lee Jonás 4:3
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Así que ahora, Señor, te suplico que me quites la vida. ¡Prefiero morir que seguir viviendo! Jonás 4:3
Jonás sentía un odio tan profundo por el pueblo al que Dios lo había enviado que pensó que era mejor morir que quedar mal cuando se revelara el fracaso de su predicación catastrofista contra Nínive. Jonás quería que Nínive fuera la próxima Sodoma y Gomorra. Esperaba el juicio de Dios sobre este pueblo odiado.
Por segunda vez en la historia de Jonás, Dios lo confronta, no con un sermón
ni un dicho, sino con una experiencia. Jonás 4:5-10
A la experiencia le sigue la suave corrección de Dios, quien ayuda a Jonás a ver lo insensato que era de su parte valorar más una planta que los muchos miles de hombres, mujeres y niños de Nínive, así como sus animales.
Aquí estoy, envíame a mí.
La historia de Jonás es más que sorprendente. El hecho de que Dios pudiera salvar a los ninivitas a pesar del pobre testimonio de Jonás es un duro recordatorio de que nuestro papel no es más que ser canales de Dios, que es el único que puede convencer y convertir el corazón.
¿A quién vio Isaías en visión? Lee Isaías 6:1-2
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En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Isaías 6:1-2
¿Qué pensamiento vino a la mente de Isaías cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando? Lee Isaías 6:5
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Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Isaías 6:5
¿Dios en respuesta del pensamiento y actitud de Isaías lo limpio de la culpa y el pecado? Lee Isaías 6:6-7
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Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. Isaías 6:6-7
¿Isaías acepto el llamado de Dios? Lee Isaías 6:8
Verdadero
Falso
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Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Isaías 6:8
Para estudiar y meditar
“Las excusas de los que no realizan esta obra no los eximen de la responsabilidad. Si deciden no hacerla, descuidan a las almas por las que Cristo murió, descuidan la responsabilidad que Dios les dio y quedan registrados en los libros del Cielo como siervos infieles. El pastor, cuando se aleja de los que necesitan su ayuda, ¿está obrando como lo hizo el Maestro, con el fin de ser fortaleza y bendición para los demás? Los que descuidan el trato personal con las personas se vuelven egocéntricos, y necesitan esta misma experiencia de ponerse en comunicación con sus hermanos para poder comprender su condición espiritual, y saber cómo apacentar el rebaño de Dios, dando a cada uno su porción de alimento a su debido tiempo. Los que descuidan esta obra ponen de manifiesto que necesitan renovación moral, y entonces verán que no han llevado la
carga de la obra” (Elena de White, The Advent Review and Sabbath Herald, 30 de
noviembre de 1892).