Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8
A veces, Dios puede sacarnos de nuestra zona de confort para convertirnos en sus testigos. En ocasiones, puede usar este cambio para alcanzar sus propósitos, como en el ejemplo de la dispersión de la gente en la torre de Babel. Abraham, por su parte, salió de su patria para ir a otra (Gén. 12) como medio para dar testimonio. Los discípulos de Jesús pasaron de trabajar solo entre los suyos (Hech. 3) a trabajar también para los demás (Hech. 8:1-4).
En Hechos 1:8 Jesús estableció un principio de evangelización. ¿Cuál es?
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Hechos 1:8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Salir de nuestra zona de confort
Para llegar a los demás, Dios quiere que salgamos de nuestra zona de confort. El deseo de permanecer únicamente con los de nuestro propio linaje o clase étnica o social puede llevarnos al egoísmo y la maldad. Este peligro es una de las lecciones que se derivan de la historia de Babel.
Lee Génesis 11:1 al 9. ¿Cuáles eran las intenciones de la gente? ¿Qué quería hacer y por qué Dios se lo impidió?
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Génesis 11:1 al 9 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras. 2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. 3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. 4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. 5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. 8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió[a] Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.
¿Cuántas veces la gente intenta hacer lo mismo en la actualidad? No importa si es mediante la política, el arte, los negocios o hasta la religión. Hay quienes quieren hacerse muy famosos. Al final, sus esfuerzos son inútiles y sin sentido.
El hacerse famoso y popular, obtener riquezas terrenales, amontonar dinero y propiedades, ser rico y vivir en los placeres terrenales, ¿es lo que Dios desea para nosotros? Leer Eclesiastés 2:1-11
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Eclesiastés 2:1-11 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. 2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? 3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. 4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; 5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. 6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. 7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. 8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.
9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
La torre de babel
Aunque las Escrituras no lo dicen explícitamente, Elena de White afirma que no confiaban en la promesa de Dios de que nunca más destruiría la Tierra con agua (Gén. 9:14, 15). Pretendían construir debido a sus propias percepciones de seguridad, en lugar de confiar en la Palabra de Dios. Cualesquiera que fuesen sus motivaciones, Dios sabía que sus intenciones no eran puras, sino que estaban llenas de ambición egoísta, y por eso les impidió alcanzar los objetivos que se habían propuesto.
Lee Génesis 12:1 al 3. ¿En qué sentido las instrucciones de Dios a Abram eran un llamado a la misión?
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Génesis 12:1 al 3 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
¿Abram tenía que ser una bendición para el mundo? Leer Génesis 12:1-3
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Génesis 12:1-3 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Si Dios tiene un plan para ti, puede ser un llamado para que dejes a tu familia extendida y a tu pueblo y vayas a un lugar que él está preparando para que lo sirvas y puedas ser una bendición para los demás.
¿Qué promesa encontramos en Génesis 3:15?
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Génesis 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
¿Qué promesa encontramos en Daniel 9:24-27?
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Leer Daniel 9:24-27 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.
¿Qué promesa encontramos en Isaías 9:6?
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Isaías 9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
De los textos anteriores se desprende claramente que Dios iba a cumplir la promesa, hecha en el Jardín del Edén, de que Alguien vendría como solución al problema del pecado. Esta solución, Jesucristo, el Mesías, iba a surgir del linaje de Abraham e Isaac (por medio de Sara). Hebreos 11:9 afirma que Isaac y Jacob eran herederos de la promesa de bendición que Dios hizo a Abraham.
Por la fe Abraham
No sabemos con exactitud cuánto sabía o comprendía el propio Abraham respecto de cómo surgiría la Simiente prometida por medio de él, pero de todos modos actuó por fe. “Por la fe Abraham, cuando fue llamado por Dios, obedeció para salir al lugar que había de recibir en herencia; y salió sin saber a dónde iba” (Heb. 11:8).
¡Qué ejemplo para nosotros!
El llamado de Abraham
Abraham siguió el llamado de Dios y entró en la tierra como Dios le había ordenado. Sin embargo, desde el principio, las cosas no parecieron irle demasiado bien. Llegó al lugar al que Dios le había dicho que fuera, pero, según la Biblia, “el cananeo habitaba entonces en la región” (Gén. 12:6), un pueblo pagano famoso por su crueldad y su violencia.
Lee Génesis 12:10 al 13:1. ¿Qué cosas le sucedieron después y qué errores cometió este hombre de Dios?
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Génesis 12:10 al 13:1. Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. 4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.
6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. 8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová. 9 Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev. 10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra. 11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto; 12 y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13 Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.
14 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera. 15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón. 16 E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos. 17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram. 18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete. 20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía. Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.
Nadie ha dicho que la obra misionera fuera fácil, y al mentir, al ser engañoso, Abraham solo empeoró las cosas. Afortunadamente, Dios es un Dios de paciencia, y no desechó a su siervo por este error que, por desgracia, no sería el único que Abraham cometería. Qué reconfortante es saber que, a pesar de nuestros errores, si nos aferramos al Señor con fe y sumisión, como lo hizo Abraham, Dios no solo puede perdonar nuestros errores, nuestros pecados y nuestras faltas, sino además puede seguir utilizándonos para la misión.
La iglesia primitiva y las zonas de confort
Lee Hechos 8:1 al 4. En la iglesia primitiva, ¿Qué provocó la dispersión de los creyentes más allá de su zona de comodidad?
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Hechos 8:1 al 4. Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 2 Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 3 Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
¿Dónde Dios y su providencia nos lleve debemos predicar las buenas nuevas? Leer Hechos 8:4
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Falso
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Hechos 8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.
Lee Hechos 10:9 al 15, 28 y 29. ¿Cuál era el mensaje que el Señor le estaba dando a Pedro, y cómo debemos nosotros, en nuestra época, aplicar este principio a la obra misionera?
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Hechos 10:9 al 15, 28 y 29 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10 Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; 11 y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12 en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 13 Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. 15 Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; 29 por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?
Sopa de Letras
Encuentra las siguientes 4 palabras: CONFORT, BABEL, ABRAHAM, MISION
Empezar por donde estás
Hechos 1:8 Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
📢 En primer lugar, “serán mis testigos tanto en Jerusalén” (NVI). Como hemos visto (pero vale la pena repetirlo): debemos ser testigos en el lugar donde residimos físicamente. Esto puede incluir nuestro propio hogar, la iglesia, el vecindario y la comunidad. Necesitamos ser testigos suyos primero donde estamos, en el lugar donde él nos ha colocado inicialmente (casa o trabajo), y dar testimonio a la gente más cercana a nosotros. Puede ser la familia cercana o la familia extendida, la gente de la iglesia, los compañeros de trabajo, los vecinos y la comunidad.
📌A veces, la gente solo está interesada en ir a un país lejano y a una cultura extraña para dar testimonio. Pero no testifica a la gente que la rodea ahora. Debemos comenzar donde estamos y avanzar desde allí según el Señor nos guíe.
¿Deseas ser un testigo de Jesús? Leer Hechos 1:8.
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Hechos 1:8. pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Desafío inicial:
📋Identifica y haz una lista de grupos de personas con necesidades especiales en tu comunidad, por quienes la iglesia no ha hecho esfuerzos por alcanzarlas.
Desafío avanzado:
🙏Comienza a orar por una oportunidad, en el futuro cercano, para comprometerte en la misión con personas con necesidades especiales.