“También hizo Jesús muchas otras señales, en presencia de sus discípulos, que no están escritas en este libro. Pero estas fueron escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él” (Juan 20:30, 31).
¿Por qué escribió Juan su Evangelio? ¿Quería enfatizar los milagros de Jesús o algunas de las enseñanzas específicas del Maestro? ¿Por qué escribió lo que escribió? Bajo el poder y la influencia del Espíritu Santo, Juan explica por qué. Dice que, aunque se podrían escribir muchas cosas más sobre la vida de Cristo (Juan 21:25), los relatos que incluyó se escribieron “para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengan vida por medio de él” (Juan 20:31).
Lee Juan 2:1 al 11. ¿Qué señal hizo Jesús en Caná y cómo ayudó así a sus discípulos a creer en él?
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Juan 2:1 al 11 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. 8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Ver a Jesús realizar el milagro de convertir el agua en vino fue una evidencia favorable a la decisión de los discípulos de seguirlo. ¿Cómo no habría de ser esa una poderosa demostración de que él procedía en verdad de Dios? Probablemente no estaban hasta entonces preparados para entender quién era él realmente.
El término griego oinos se utiliza tanto para el zumo de uva fresco como para el fermentado (ver el Diccionario bíblico adventista del séptimo día, p. 1206). Elena de White afirma que el zumo resultante del milagro no era alcohólico (véase “En las bodas de Caná”, en El Deseado de todas las gentes, p. 123). Sin duda, quienes sabían lo que había sucedido estaban asombrados. ¿Qué razones tienes para seguir a Jesús? Se nos han dado muchas, ¿verdad?
Milagros similares
1) Moisés era el líder de los israelitas
Sacó a Israel de Egipto mediante muchas “señales y milagros”, El río Nilo era un recurso clave y una deidad para los egipcios. Una de las plagas iba dirigida al río: sus aguas se convirtieron en sangre.
2) Jesús El Mesías
En Caná, Jesús realizó un milagro similar pero, en lugar de convertir el agua en sangre, la convirtió en vino
¿Dios profetizó a través de Moisés que vendría un profeta que sería como Moisés? Leer Deuteronomio 18:15
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Deuteronomio 18:15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;
Durante todo su ministerio terrenal, Jesús realizó milagros que ayudaron a la gente a creer en él. Juan registró estos milagros para que otros también creyeran en Jesús.
Lee Juan 4:46 al 54. ¿Por qué hace el evangelista una conexión con el milagro de las bodas?
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Juan 4:46 al 54 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. 47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. 48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. 49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. 50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. 51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. 53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. 54 Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.
¿Por que el El Señor Jesús en Juan 4:48 responder Si no viereis señales y prodigios, no creeréis"?
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Juan 4:48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
El noble, angustiado, se entregó a la misericordia de Jesús, suplicándole que curara a su hijo. La respuesta de Jesús fue tranquilizadora. Le dijo: “Ve. Tu hijo vive” (Juan 4:50). Aunque el verbo griego está conjugado en tiempo presente en el original (“vive”), algunas versiones lo traducen como futuro (“vivirá”), pues se trata de lo que en gramática griega recibe el nombre de “presente futurista”, usado para describir un acontecimiento futuro, pero tan seguro como si ya estuviera sucediendo.
El Poder de la Fe
El hombre no se apresuró a volver a su casa, sino que, como evidencia de su fe en Jesús, llegó a casa al día siguiente, y descubrió que la fiebre había abandonado a su hijo el día anterior, exactamente cuando Jesús había dicho esas palabras.
El paralítico de Betesda
Lee Juan 5:1 al 9. Puesto que todos los que estaban junto a la piscina querían sin duda recuperar la salud, ¿por qué preguntó Jesús al paralítico si quería ser curado (Juan 5:6)?
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Juan 5:1 al 9 Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. 3 En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. 4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. 5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo[a] aquel día.
Sin la menor duda, dedica su voluntad a obedecer a la orden de Cristo, y todos sus músculos le responden. De un salto se pone de pie, y encuentra que es un hombre activo. Jesús no le había dado seguridad alguna de ayuda divina. El hombre podría haberse detenido a dudar, y haber perdido su única oportunidad de sanar. Pero creyó la palabra de Cristo, y al obrar de acuerdo con ella recibió fuerza” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 178-179).
¿Después de vivir una sanación o milagro de Dios podemos seguir con una vida de pecado? Leer Juan 5:14
Verdadero
Falso
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Juan 5:14 Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.
Más tarde, Jesús encontró a ese hombre en el templo, y le dijo: «Ahora que estás sano, no vuelvas a pecar, porque te puede pasar algo peor.»
Lee Juan 5:10 al 16. ¿Qué lecciones podemos extraer de la asombrosa dureza de corazón de los líderes religiosos con respecto a Jesús y al milagro que acababa de realizar?
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Juan 5:10 al 16 Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo;[a] no te es lícito llevar tu lecho. Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.
Este hombre había estado incapacitado durante 38 años; por lo tanto, su curación no era una emergencia. Además, ¿qué necesidad había de que cargara con su lecho? Alguien con el poder de Dios para realizar tal milagro también sabía sin duda que no estaba permitido cargar una estera en el día de reposo. Claramente, Jesús estaba tratando de llevarlos a verdades bíblicas más profundas, más allá de las reglas y las regulaciones humanas que, en algunos casos, habían sofocado la verdadera fe.
¿Cómo podían estar tan ciegos estos líderes religiosos?
La respuesta más probable es que ello se debía a sus corazones corruptos, a su falsa creencia de que el Mesías los libraría de Roma, y a su amor al poder y la falta de consagración a Dios.
Lee Juan 5:38 al 42. ¿Cuál fue la advertencia de Jesús? ¿Qué podemos aprender de estas palabras?
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Juan 5:38 al 42 Ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Gloria de los hombres no recibo. Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.
¿Qué dice Jesús acerca del trabajo que el realiza en el sábado? Leer Juan 5:16-18
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Juan 5:16-18 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
Una mirada más atenta a Juan 5:16 al 18 muestra que Jesús argumenta que su “trabajo” en sábado está en consonancia con su relación con su Padre. Dios no deja de sostener el universo en sábado; en consecuencia, la actividad de Jesús en sábado formaba parte de su aseveración de que él era Dios. Los líderes religiosos lo persiguieron por su supuesta violación
del sábado y por su afirmación de que era igual a Dios.
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Jesús no le había dado seguridad alguna de ayuda divina. El hombre podría haberse detenido a dudar, y haber perdido su única oportunidad de sanar. Pero creyó la palabra de Cristo, y al obrar de acuerdo con ella recibió fuerza. “Por la misma fe podemos recibir curación espiritual. El pecado nos separó de la vida de Dios. Nuestra alma está paralizada. Por nosotros mismos somos tan incapaces de vivir una vida santa como aquel lisiado lo era de caminar. Son muchos los que comprenden su impotencia y anhelan esa vida espiritual que los pondría en armonía con Dios; luchan en vano para obtenerla. En su desesperación claman: ‘¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?’. Alcen la mirada estas almas que luchan presa de la desesperación.
El Salvador se inclina hacia el alma adquirida por su sangre, diciendo con inefable ternura y compasión: ‘¿Quieres ser sano?’. Él os invita a levantaros llenos de salud y paz. No esperéis hasta sentir que sois sanos. Creed en su palabra, y se cumplirá. Poned vuestra voluntad de parte de Cristo. Quered servirle, y al obrar de acuerdo con su palabra, recibiréis fuerza. Cualquiera sea la mala práctica, la pasión dominante que haya llegado a esclavizar vuestra alma y cuerpo por haber cedido largo tiempo a ella, Cristo puede y anhela libraros. Él impartirá vida al alma de los que ‘estabais muertos en vuestros delitos’. Librará al cautivo que está sujeto por la debilidad, la desgracia y las cadenas del pecado” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 178-179). “Jesús rechazó el cargo de blasfemia. ‘Mi autoridad’, dijo él, ‘por hacer la obra de la cual me acusan, es que soy el Hijo de Dios, uno con él en naturaleza, voluntad y propósito’ ” (El Deseado de todas las gentes, p. 184).