Vidas moldeadas por Cristo y palabras inspiradas por el Espíritu Santo
“Acerca de la pasada manera de vivir, despójense del hombre viejo, viciado por
sus deseos engañosos. Renueven la actitud de su mente, y vístanse del nuevo
hombre, creado para ser semejante a Dios en justicia y en santidad de la verdad”
(Efe. 4:22-24).
Durante años José Antonio vivió en las calles de Palma, España, como
vagabundo. Con cabello y barba canosos y desordenados, José parecía
mayor que sus 57 años. Un día, Salva García, el dueño de una peluquería,
se acercó a José y le propuso un cambio total de imagen.
Ya con José en el sillón del salón, un equipo de trabajo cortó, tiñó y peinó los
mechones enredados de cabello y barba. A continuación, José consiguió ropa
nueva y elegante. ¡Entonces vino la revelación! Cuando José se sentó frente a un
espejo, le brotaron lágrimas. “¿Este soy yo? ¡Soy tan diferente que nadie me va a
reconocer!” Luego agregó: “No fue solo un cambio de look. Me cambió la vida”.
En Efesios 4:17 al 32, Pablo afirma que los creyentes han experimentado
una transformación completa. Se despojaron de su antiguo yo y abrazaron una
nueva identidad. Es algo parecido al cambio de José, aunque no es una mera
transformación externa. Incluye “ren[ovar] la actitud de [la] mente” (Efesios 4:23).
La espiral descendente del pecado
¿Cuál es el llamado de Pablo a los efesios con respecto a su manera de vivir? Lee Efesios 4:17
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Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón.
¿Por la ignorancia y dureza del corazón que perdieron y a que se entregaron los gentiles? Lee Efesios 4:18-19
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Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Efesios 4:18-19
Pablo no solo está preocupado por los pecados o los comportamientos específicos exhibidos por los gentiles. Está preocupado por un patrón de
comportamiento que exhiben, una trayectoria descendente de vivir en las garras del pecado. En el corazón de Efesios 4:17 al 19 se encuentra un retrato de una espiritualidad embotada: “en la vanidad de sus mentes, teniendo el entendimiento entenebrecido” (Efe. 4:17, 18, RVA 2015).
Un cambio de ropa dramático
¿Según Pablo los efesios debían actuar diferente a los gentiles porque habían aprendido de Cristo? Lee Efesios 4:20-21
Verdadero
Falso
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Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. Efesios 4:20-21
¿En cuanto a la pasada manera de vivir ellos debían seguir igual? Lee Efesios 4:22
Verdadero
Falso
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En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos. Efesios 4:22
Pablo aboga además por la adopción de una vida moldeada por Cristo con la expresión “conforme a la verdad que está en Jesús” (Efe. 4:21).
Para Pablo, llegar a la fe apunta a una conexión personal con Cristo tan vívida y real que puede describirse como “aprender a Cristo”. Reconocemos que el Jesús resucitado y exaltado está vivo y presente con nosotros. Sus enseñanzas y su ejemplo nos moldean y somos leales a él como nuestro Señor.
¿En qué aspectos debemos ser renovados y de que debemos vestirnos? Lee Efesios 4:23-24
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Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:23-24
Palabras llenas de gracia que unifican
¿Debemos desechar las mentiras y hablar la verdad con nuestro prójimo? Lee Efesios 4:25
Verdadero
Falso
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Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Efesios 4:25
¿Qué es lo que no debemos permitir cuando estemos enojados o airados? Lee Efesios 4:26
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Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo. Lee Efesios 4:26
¿Qué les pedía Pablo que hicieran las personas que antes hurtaban entre los efesios? Lee Efesios 4:28
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El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Efesios 4:28
El Espíritu Santo en la vida del creyente
¿Debemos entristecer al Espíritu Santo con el cual hemos sido sellados? Lee Efesios 4:30
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Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Efesios 4:30
Los pecados que cometemos unos contra otros en la iglesia no son faltas menores, sin mucha importancia: lo que entristece al Espíritu Santo es
nuestro mal uso del don divino del habla para destrozar a otros (Efesios 4:25–27, 29, 31, 32). El hecho de que Pablo replique Isaías 63:10 acentúa la seria advertencia: “Sin embargo, [los israelitas] fueron rebeldes y entristecieron a su Espíritu Santo; por eso se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos”.
La relación del Espíritu con el creyente no es frágil sino duradera. Cuando los creyentes menospreciamos la presencia del Espíritu, que mora en nosotros, al usar como arma el don divino del habla, no se dice que el Espíritu se va, sino que se entristece. El Espíritu tiene la intención
de permanecer en los creyentes, marcándolos como propiedad divina y como protegidos de Dios, hasta la venida de Cristo.
Bondad (No amargura)
¿Qué cosas debemos quitarnos de nuestra vida con la ayuda de Dios? Lee Efesios 4:31
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Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Efesios 4:31
¿Qué actitud debiéramos tener con respecto a las relaciones con nuestro prójimo? Lee Efesios 4:32
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Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:32
Para estudiar y meditar
¿Cómo cambiaría tu congregación los demás miembros y tú hicieran una promesa que incluyera declaraciones como las siguientes?:
1. Deseo que mi influencia dentro y fuera de la familia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sea positiva, edificante, que aumente la fe y levante la moral (Efe. 4:29).
2. Al recordar los llamados de Cristo a la unidad y el amor, dedicaré más energía a confirmar a quienes hacen y dicen cosas que creo que son buenas que a señalar las faltas de quienes creo que están equivocados (Juan 13:34, 35; 17:20–23; Efe. 4:1–6; 1 Tes. 5:9–11).
3. Cuando no concuerde con alguien, dejaré en claro mi respeto por mi hermano creyente. Daré por sentados su integridad y su compromiso con Cristo. Presentaré mi opinión discrepante con delicadeza, sin estridencias (Efe. 4:31, 32).
4. Viviré gozosamente, buscando toda oportunidad para edificar y sostener a mis hermanos miembros de iglesia, mientras espero la venida de Cristo (Efesios 4:29, 30; Gálatas 6:2; Hebreos 10:24, 25)