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Cómo nos rescata Dios

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en pecados nos dio vida junto con Cristo. Por gracia ustedes han sido salvados” (Efesios 2:4, 5)




El 14 de octubre de 1987, Jessica McClure, de 18 meses de edad, estaba jugando en el patio trasero de la casa de su tía cuando cayó siete metros dentro de un pozo abandonado. Su situación crítica atrajo a medios de todo el mundo a Midland, Texas, EE. UU. Finalmente, 58 horas después de la caída, la audiencia mundial vio cómo Jessica era liberada del pozo que la había retenido por más de dos días. La foto ganadora del Premio Pulitzer, del fotógrafo Scott Shaw, capturó el momento: un cable de rescate pasa por en medio de los rostros angustiados de los rescatistas de Jessica, que miran el bulto vendado en el centro del drama: la bebé Jessica.


No hay nada tan apasionante como una buena historia de rescate, y Pablo, en Efesios 2:1 al 10, nos da una visión detallada y personal de la misión de rescate más grandiosa y arrolladora de todos los tiempos: los esfuerzos de Dios para redimir a la humanidad. El dramatismo de la historia aumenta al saber que no somos meros espectadores del rescate de otra persona, sino testigos del nuestro.


En otro tiempo muertos y engañados por Satanás


¿Antes de conocer y entregar nuestra vida a Jesucristo estamos muertos en nuestros pecados y delitos? Lee Efesios 1:1-2


Verdadero Verdadero

Falso Falso


¿Quién nos dio vida a pesar de nuestros pecados? Lee Efesios 2:4




En Efesios 2:1 y 2, Pablo señala la triste realidad que vivía su audiencia antes de la conversión al notar que estaba espiritualmente muerta, ya que habitualmente practicaba el mal y vivía en pecado como estilo de vida (Efe. 2:1), y Satanás la dominaba (Efe. 2:2). Dado que Pablo escribe a oyentes vivos, se refiere a ellos como “en otro tiempo [...] muertos” (NVI) en un sentido metafórico (comparar con Efe. 5:14).


¿Quiénes no creen y viven conforme a Cristo que corriente siguen y bajo quien están sujetos? Lee Efesios 2:2




En otro tiempo engañados por nuestros propios deseos


¿Antes de convertirnos en seguidores de Jesucristo como vivíamos y que voluntad hacíamos? Lee Efesios 2:3




¿Cuándo estábamos bajo la voluntad de la carne y de acuerdo a la corriente de este mundo éramos por naturaleza hijos de ira? Lee Efesios 2:3


La expresión “por naturaleza hijos de ira” también apunta a otra realidad abrumadora. Si bien todavía poseemos la imagen de Dios, hemos llegado a comprender que hay algo profundamente malo en nosotros. Por ende, vivir la vida cristiana no es solo una cuestión de vencer uno o dos malos hábitos, o superar todos los “delitos y pecados” (Efe. 2:1) que nos amenazan hoy por hoy. No solo luchamos con los pecados, sino con el pecado. Tendemos a la rebelión contra Dios y a la autodestrucción.


Ahora resucitados, ascendidos y exaltados con Cristo


¿Junto con Cristo cada creyente ha resucitado y se ha sentado con él en los lugares celestiales? Lee Efesios 2:6


Los creyentes: (1) resucitan juntamente con Cristo; (2) Dios nos levantó de la tumba juntamente con Cristo (NBV, que Pablo probablemente utiliza para indicar la participación de los creyentes en la ascensión de Cristo al Cielo); (3) se sientan juntamente con Cristo “en el cielo”, lo que significa que los creyentes participan de la entronización de Cristo en el Trono cósmico. Son exaltados juntamente con Jesús.


Para apreciar el poder del argumento de Pablo, debemos remontarnos a Efesios 1:19 al 23 y recordar que, en su muerte, resurrección, ascensión y exaltación, Cristo obtiene la victoria sobre todo mal y sobre los poderes espirituales, los mismos que una vez dominaron la vida de los creyentes. En la resurrección, la ascensión y la exaltación de Jesús, estos poderes, aunque todavía están activos y representan una amenaza para la existencia humana, ya fueron totalmente derrocados.


¿Gracias al triunfo de Jesucristo ahora su abundante gracia es otorgada a cada uno de nosotros a cada ser humano? Lee Efesios 2:7


Verdadero Verdadero

Falso Falso


Ahora bendecidos para siempre por la gracia


Dios ha actuado en el pasado en Cristo para redimirnos, al identificarnos con su Hijo, Jesucristo, de modo que en el presente seamos copartícipes de su resurrección, ascensión y exaltación (Efe. 2:4–6). No obstante, el plan de Dios no termina con un pasado lleno de gracia y un presente bañado por la misericordia. El plan de Dios, cimentado en los concilios divinos de tiempos inmemoriales (Efe. 1:4), se extiende para siempre hacia el futuro. Incluye todos los “siglos venideros” (Efe. 2:7).


¿Somos bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestes en Cristo? Lee Efesios 1:3


Verdadero Verdadero

Falso Falso


¿Antes de la fundación del mundo habíamos sido escogidos en Dios para que fuésemos santificados por medio del plan de salvación por medio de Jesucristo? Lee Efesios 1:4


Ahora salvados por Dios


¿Somos salvos por nuestras buenas obras, por guardar los mandamientos y por dar nuestros diezmos y ofrendas? Lee Efesios 2:8


Verdadero Verdadero

Falso Falso


¿Dios nos creó y nos hizo para llevar a cabo buenas obras o malas? Lee Efesios 2:10




En su conclusión de Efesios 2:1 al 10, en los versículos 8 al 10, Pablo retoma el tema, con el deseo de asegurarse de que su argumento se mantenga firme: la salvación de los creyentes es una obra divina, no humana. No se origina en nosotros sino en el don de Dios. Ningún ser humano puede jactarse de haberlo provocado (Efe. 2:8, 9). Si permanecemos en la gracia de Dios, nosotros, los creyentes, somos pruebas vivientes de su gracia y solo su gracia. Somos sus obras maestras, creadas por Dios “en Cristo Jesús” (Efe. 2:10).


Para estudiar y meditar


Como conclusión vamos a repasar la historia a los Efesios desde algunos aspectos importantes:


1. La elección divina de la gente “desde antes de la creación del mundo” (Efe. 1:4, 5, 11).


2. Su existencia pasada y perdida (Efe. 2:1–3, 11, 12; 4:17–19, 22; 5:8).


3. La intervención de Dios en Cristo para salvarla (Efe. 1:7, 8; 2:4–6, 13–19; 4:1, 20, 21; 5:2, 8, 23, 25, 26).


4. Su aceptación del evangelio (Efe. 1:12, 13)


5. La vida actual de los destinatarios como discípulos. Aunque viven en una época plagada de peligros y oposición por parte de los poderes malignos, pueden recurrir a los recursos que les ofrece su exaltado Señor (Efe. 1:15–23; 2:6; 3:14–21; 4:7–16; 6:10–20).


6. En la futura culminación de la historia, la función del Espíritu como “garantía” (Efe. 1:13, 14), o “sello” (Efe. 4:30) llega a buen término.



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