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Adoren al Creador 🌎☀️🌱

Señor y Dios, digno eres de recibir gloria, honra y poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad fueron creadas y existen. Apocalipsis 4:11




Lee Apocalipsis 1:9. Ver también Mateo 13:21; Hechos 14:22;. ¿Cuál es el mensaje aquí para todos los que procuran seguir a Jesús en este mundo?




Fuimos creados como seres de adoración. Cada uno de nosotros adora algo o a alguien. La verdadera adoración, la adoración al Creador, nos permite descubrir el verdadero propósito de la vida. Nos da una razón para vivir. Nos da no solo algo por lo que morir sino, más aún, algo por lo que vivir y, si es necesario, soportar tribulaciones. Y de hecho, a medida que surjan las crisis finales, comprenderemos mejor estas palabras: “ ‘Es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios’ ” (Hech. 14:22).


Adora al Creador🌎


Lee Apocalipsis 14:7. ¿Cómo concluye el mensaje del primer ángel? ¿Qué apelación final hace este mensaje referente a la hora del Juicio?




Apocalipsis 14:7 termina con una claro llamado a adorar al Creador; este llamado es especialmente importante ahora, cuando la mayoría del mundo científico, y hasta del mundo cristiano, acepta la Evolución, una enseñanza que golpea directamente al corazón de todas los presupuestos bíblicos y cristianos.


Un Dios que está cercano🙏


El Dios de la Creación 🌎, que formó el Sol, la Luna y las estrellas, cuyo impresionante poder creó este planeta y lo llenó de seres vivos, es también un Dios que está interesado en cada uno de nosotros.


Lee 2 Corintios 5:17; Salmo 139:15 al 18; Hechos 17:27; y Colosenses 1:17. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la cercanía de Dios?




Lo mejor sobre nuestro Dios es que su grandeza y su poder son tan vastos que traspasan el Cosmos y llegan a cada una de nuestras vidas. Él promete volver a crearnos, moldearnos, transformarnos a semejanza de su imagen. Piensa por un momento en lo que esto significa. El Dios que creó miles de millones de galaxias y las sostiene es el mismo Dios en quien “vivimos, y nos movemos, y existimos” (Hech. 17:28), y además obra en nuestro corazón para darnos un corazón nuevo, para limpiarnos del pecado y hacernos nuevas criaturas en Cristo. Qué pensamiento tan reconfortante es comprobar que nuestro Dios, un Dios con semejante poder, nos ama y nos cuida.


Lee Apocalipsis 4:11; y Romanos 5:17 al 19. ¿Qué enseñan estos pasajes acerca de Jesús como Creador y Redentor?




El Creador en la cruz


Por más que nos maravillemos y adoremos al Señor como nuestro Creador, hay algo más. Como ya hemos visto, pero vale la pena repasar, debemos considerar que nuestro Creador es también nuestro Redentor. El Dios que nos creó es el mismo Dios que nos redimió.


Lee Juan 19:16 al 30, el relato de Juan sobre Jesús en la cruz. Mientras lo lees, piensa en los pasajes bíblicos que hemos visto acerca de Jesús como Creador, como aquel por quien “fueron creadas todas las cosas, las que están en los Cielos y las que están en la Tierra, visibles e invisibles; sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él” (Col. 1:16). ¿Cómo debemos responder a esta asombrosa expresión del amor de Dios?




El mensaje del primer ángel, que exhorta a adorar al Creador, llegó después de la Cruz, después de que el Universo expectante y los seguidores de Cristo supieran que aquel que “hizo el cielo y la Tierra, el mar y las fuentes de las aguas” es el mismo que, aunque era Dios, “tomó la condición de siervo y se hizo semejante a los hombres. Y quien, al tomar la condición de hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:7, 8).


¿Qué debemos hacer nosotros?


En cuanto a nosotros, redimidos por su sangre, ¿Qué más podemos hacer, sino adorar a nuestro Creador y Redentor?


¿Decides hoy adorar a Dios con tu corazón?


Para meditar:


[…] Aquel que nos creó nos invita a entregar nuestra vida en el acto de adoración para volver a recibirla enriquecida de él, para usarla en beneficio de los demás. La adoración tiene que ver con la naturaleza misma de nuestra existencia, con su propósito y con la necesidad de tener un centro externo a nosotros mismos que nos libere del egoísmo. No adorar a Dios es perder nuestra razón de existir; es existir en un estado de desorientación y, por lo tanto, estar muriendo; es dirigirnos hacia la extinción total porque estamos desconectados de la Fuente misma de la vida” (Á. M. Rodríguez, “The Closing of the Cosmic Conflict: Role of the Three Angels’ Messages”, p. 42).



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